SailGP, la revolución de la vela que llega el finde a Cádiz

2022-10-15 01:08:55 By : Ms. Sonia Fan

Men's Health participa en varios programas de afiliación de marketing, lo que significa que Men's Health recibe comisiones de las compras hechas a través de los links a sitios de los vendedores.

La competición de catamaranes voladores reúne durante once fines de semana al año a los mejores regatistas del mundo en una prueba revolucionaria para un deporte marcado por la tradición. El barco español de Jordi Xammar, con el que Men's Health estuvo en Chicago, marcha 8º en la temporada e intentará proseguir la remontada el 24 y 25 de septiembre en Cádiz.

CHICAGO (ESTADOS UNIDOS). Nueve de los países más poderosos del mundo se miden los vientos una vez al mes en SailGP, la competición de catamaranes F50 elevables sobre foils, que silban cuando ‘vuelan’ a toda velocidad sobre el mar a pesar de sus 15m de eslora, hasta 29 metros de altura de la vela mayor y 2,4 toneladas. Por algo la comparación con Fórmula 1 o MotoGP es inevitable.

"Y mi padre, Pedro, que era piloto y compañero de Sito Pons, me decía que las motos eran peligrosas y estaban tan contentos de que hiciera vela de niño. Lo que no imaginaban entonces es que los barcos iban a despegar, y se iban a poner a 100 km/h. Si no, no hubieran querido que navegara. Aquí te juegas la vida", nos dice Jordi Xammar, el capitán del barco español, cuando le entrevistamos en Chicago, donde Men’s Health ha asistido a una de las etapas de la contienda.

La temporada, que empezó en Bermuda, ha pasado después por Plymouth (Gran Bretaña), Copenhague, Saint-Tropez y aún le queda Dubái, Singapur, Sídney, Christchurch (Nueva Zelanda) y San Francisco. En medio está la cita española, la sexta del calendario, que se celebrará el fin de semana del 24 y 25 de septiembre en la bahía de Cádiz tras el éxito de la pasada edición, donde hasta 35.000 personas se congregaron cada día en el paseo de Santa Bárbara para seguir las regatas con comentarios, pantallas, restauración y entretenimiento.

El acceso es gratuito, aunque para seguir la acción más de cerca se pueden comprar entradas de barco desde 24 euros. Son tres regatas de unos 15 minutos el sábado y otras dos el domingo. Los tres mejores barcos se juegan la victoria en la regata final. Ahí intentará regatear España, que tiene que remontar desde la octava posición ante equipos con mucha más experiencia. España, que no empezó demasiado bien la temporada, logró hace unos días en el último Gran Premio de Francia en Saint-Tropez una cuarta y una quinta posición en las dos primeras regatas que explican el ascenso de este equipo según se acerca la cita en casa.

A post shared by Spain SailGP Team (@sailgpesp)

"Esto va a revolucionar la vela, un deporte que no se entiende. La gente no sabe por qué un barco no puede ir contra el viento o por qué cada uno va para un lado en una regata, y SailGP aborda el problema con pruebas muy cortas y fáciles de seguir", celebra Florian Trittel sobre el formato, que se adapta a esta época de rapidez: 15 minutos de regata cerca del público –en tierra– y con una realización plagada de gráficos para quienes la siguen por la tele. Y viajar por cuatro continentes para completar las 11 pruebas, de un fin de semana cada una, merece la pena: quien se alza con la clasificación general a final de temporada se lleva un millón de dólares.

El dinero y los barcos, todos clónicos, los ponen Larry Ellison, el cofundador de Oracle y séptimo hombre más rico del mundo, y Russell Coutts, cinco veces ganador de la Copa América, que se inventaron SailGP en 2019 con solo seis países. La salida de China permitió la entrada de España. Este año empezaron diez, pero Japón abandonó a media temporada.

Y todo empezó con Xammar, que en 2017 ya se había empeñado en formar un equipo que compitiera en la Copa América Juvenil de 2017 en Bermudas a base de hacer autostop para llegar a los clubes náuticos a buscar financiación. Ahí encontró la ayuda de María del Mar de Ros, una directiva que se volvió de Londres para ser la CEO del equipo español. Xammar, De Ros y Trittel se lo curraron para encontrar la financiación necesaria y conseguir entrar en la competición en febrero de 2020. Quedaba medio año para los Juegos Olímpicos, que luego se aplazarían, pero una oportunidad así no podía rechazarse.

SailGP es una constelación de estrellas de la vela, entre las que brilla más que nadie Sir Ben Ainslie, el cuarentón capitán del equipo británico que carga con cuatro oros olímpicos y once mundiales. "Es el mejor de todos los tiempos. Cada vez que me lo cruzo se me cae la baba", cuenta Joan Cardona, que en Tokio ganó el bronce en la clase Finn, la que consagró a Ainslie. "Esto es el máximo exponente de la vela, aquí se aprende muchísimo", afirma Joel Rodríguez.

Por eso la campaña olímpica es perfectamente compatible. "Solo nos aporta cosas positivas", afirma Cardona. "La combinación es muy potente. Navegamos más de 200 días al año y quien solo hace SailGP lo hace unos 50 días, así que tiene menos horas de estar conectado con el viento y con todo lo que te da la vela olímpica. Para volar en el barco necesitas anticipación. Estar todo el día en el agua, sentir lo que va a hacer el barco antes de que lo haga es algo que solo te lo dan las horas, y las reacciones a los cambios de viento te salen supernaturales", explica Botín.

"Aquí estudiamos a los otros barcos, sacamos datos y todo ese conocimiento va directamente a la campaña olímpica. Esto mejora nuestros puntos flojos y optimiza los fuertes", cree Xammar. Y los hechos le dan la razón. Diego Botín y Florian Trittel han ganado este verano el oro europeo y la plata mundial en la clase 49er y van lanzados hacia París 2024, y Paula Barceló, que mantiene su unión del anterior ciclo con Támara Echegoyen, acaba de ganar el bronce mundial en 49er FX.

Barceló, por cierto, es la regatista titular española después de que el año pasado en Cádiz SailGP obligase a meter una mujer por tripulación con el objetivo futuro de que ellas tengan su propia competición paralela. En las últimas semanas, además, Nora Brugman (compañera de Jordi Xammar en la nueva clase olímpica 470 mixta), María Cantero y Nicole van der Velden se han unido al proyecto para reemplazar a Paula cuando no pueda acudir a algún gran premio y pensando en el largo plazo.

Los siete tripulantes (seis van en el barco, cuatro cuando no hay viento y toca aligerar) españoles llegan el miércoles a SailGP y el siguiente lunes se dispersan hacia sus otros proyectos. Por eso cada competición se convierte en una contrarreloj en la que aprovechar el tiempo al máximo. "Mis días aquí son muy estresantes: hasta por las noches estoy pensando", expresa Xammar, que en Chicago es un hombre en permanente estrés, pendiente de cada detalle. Hablando con los regatistas salen dos palabras: eficiencia y comunicación.

A post shared by Spain SailGP Team (@sailgpesp)

"Hay que saber trabajar entre 15 personas, entrenar mucho cómo nos comunicamos", dice Trittel. "En carrera yo oigo todo lo que dicen, pero no me comunico con ellos, aunque podría, pero entorpecería", explica el argentino Juan de la Fuente, entrenador del equipo de SailGP que sigue desde una lancha cercana las regatas y solo da alguna instrucción entre una y otra. La actividad en el barco es un no parar y la eficiencia comunicativa es imprescindible: cada palabra que se transmite por los auriculares y el micrófono incorporados en el casco tiene valor. La principal misión de De la Fuente está en tierra, coordinando reuniones constantes, enseñando vídeos y gestionando la información.

Y ahí toca navegar entre toneladas de datos. Alturas, inclinaciones, vientos, ángulos. 800 sensores en cada catamarán analizan hasta 300 variables telemétricas de cada equipo que, al contrario del secretismo de otros deportes, se comparten entre todos al instante. "Eso hace que el nivel de toda la flota suba muy rápido, porque todos los equipos pueden añadir lo que aprenden de otros y hace que los nuevos estemos al nivel mucho antes", explica Botín.

El análisis de datos entre competiciones y la perfecta coordinación y permanencia de los siete componentes del equipo esta temporada de SailGP es una de las claves para salvar el hueco que les separa de los mejores. De momento, Australia ha ganado las dos temporadas disputadas y encabeza la tercera con Tom Slingsby como patrón y Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Dinamarca y Canadá también parecen lejos del actual escalafón español.

"Tenemos muchísimo potencial, pero nos falta la consistencia que te da la experiencia. Con los datos, cerrar ese hueco es mucho más fácil. Estudiamos lo que hacen para intentar ganarles", dice Trittel. "Somos el equipo más joven y tenemos que aprovechar el tiempo al máximo", se anima Xammar. "El potencial de mejora de este equipo es brutal", promete Botín.

"Llevamos un avión que vuela en el agua y en el que yo llevo el volante. Es extremadamente complejo"

Este barcelonés empezó a regatear con seis años en Optimist y tiene dos experiencias olímpicas a sus espaldas. Con él empezó todo en SailGP. Con insistencia y entusiasmo encontró la financiación para formar el equipo que compitió en 2017 en la Red Bull Youth American’s Cup, que es la base de este equipo.

Xammar decide dónde, cómo y por qué la embarcación sigue un recorrido, con la información de Barceló y Cardona, y da la cara por el equipo antes y después de la competición. Ha asumido esta temporada el puesto de patrón después de ser bronce olímpico en 470 en Tokio con Nico Rodríguez. Para 2024, se entrena con Nora Brugman.

"Controlo el barco al volar, decido velocidad, ángulo de entrada de los foils, altura e inclinación"

Este santanderino mamó la vela de su padre y se escapaba al CAR después del colegio para ver a los regatistas olímpicos. A los seis años se enganchó y solo pensaba en competir. En Tokio perdió el podio en 49er el último día con Iago López, pero quiere revancha en París con Trittel. De momento, ya son campeones de Europa y subcampeones del mundo.

En SailGP maneja un dispositivo –"como un doble molinillo de pimienta", una pantalla y varios botones– con el que controla todos los foils de la quilla, que funcionan con los mismos principios físicos que las alas de un avión. Está encargado también de ver la altura y la inclinación a la que viaja el barco.

"Me encargo de trimar las velas, de ajustarlas para que se adapte continuamente al viento"

Hijo y nieto de regatistas, este español nacido en Suiza ya estaba a los seis años a bordo de un Optimist. Después se decantó por el kite, por lo que en sus ratos libres es fácil verle con la cometa en el mar. En SailGP se sitúa delante de Jordi Xammar y detrás de Diego Botín y da gas al barco moviendo constantemente las velas para adaptarse a un viento siempre cambiante. En tierra, ha sido el cabecilla del proyecto tras Xammar desde el principio. En Tokio fue sexto en Nacra 17 con Tara Pacheco y para París prepara el 49er con Botín, con quien comparte horas aquí.

A post shared by Spain SailGP Team (@sailgpesp)

"Muevo una manivela adelante y atrás para dar más o menos potencia al barco"

Este canario nació en una familia muy deportiva. Sus padres jugaban al rugby, aunque se enganchó a la vela por un amigo de su hermano mayor. Su función es muy física, ya que acciona los cabrestantes que ajustan las velas a la configuración óptima y ayudan a controlar el ángulo de escora. Fue 16º en la clase Laser en los Juegos de Tokio, y tendrá que jugarse una plaza con su compañero Joan Cardona para París. “Pero es bueno que estemos juntos: haremos subir el nivel para España”, explica. En el barco, da la energía para que Trittel pueda trimar la vela.

"Decido los cruces para evitar choques y canto las presiones del agua a mis compañeros"

La prioridad este año de esta mallorquina que empezó a navegar a los siete años por tradición familiar era terminar la carrera de Medicina, pero una llamada de Jordi Xammar cambió sus planes. Desde octubre de 2021 es obligatorio que todos los barcos cuenten con una mujer y pensaron en ella. Trajina con apuntes por medio mundo y aprovecha cada rato libre para estudiar, aunque eso le cueste grandes madrugones. En tierra, además, vigila que todos los aparatos de comunicación del casco funcionen y estén cargados. Cuarta en 49er FX en los Juegos de Tokio con Tamara Echegoyen, se quiere quitar la espina en París 2024. Su función es estratégica, informando de cómo va colocada toda la flota.

"Hago la táctica, soy responsable de las maniobras y de por dónde vamos en el campo de regatas"

El menorquín empezó en el baloncesto y a los siete años llegó a la vela porque su padre tenía un velero. Su talento es tal que se clasificó en el tramo final para los Juegos de Tokio y sacó un bronce en la clase Finn, que ahora ha desaparecido, y le ha obligado a un cambio físico a base de bicicleta y alimentación para bajar de los 101 kilos a los 85 y adaptarse al Laser. Esa potencia le sirve para ser el grinder fijo, el que mira hacia delante frente a Rodríguez o Lilley, pero le toca también pensar los movimientos y comunicárselos a Xammar. "Si él tuviera que estar pendiente de todo, no podría llevar el barco tan rápido. Yo canto los movimientos y, entre eventos, estudio a los rivales".

"Me turno con Joel como grinder en cada regata. Es la función de más fuerza y hay que estar al 100%"

Este gigante australiano, que supera los 2 metros de altura y los 100 kilos de peso, cumple la función más física del barco y es una de las últimas incorporaciones del equipo español tras recibir las llamadas de Xammar y de Cardona, rival de su clase. De pequeño empezó en el triatlón y en el ciclismo, pero un amigo le animó un día a practicar vela y le pareció tan divertido que no lo dejó. Compitió en la clase Finn en Río 2016, donde terminó octavo, y en Tokio, séptimo tras una operación de rodilla. De momento, asegura que no tiene planes para ir a París 2024.

Este reportaje pertenece a la edición de septiembre de Men's Health, que trae más contenidos exclusivos.